LA TEORÍA HELIOCÉNTRICA
Galileo Galilei apoyó la teoría del Copernicanismo (conjunto de
teorías que se basan en la hipótesis de Nicolás Copérnico). El monje
polaco Nicolás
Copérnico, casi un siglo antes, supuso que el Sol era el centro del
Universo (teoría heliocéntrica) y que la Tierra y los demás planetas
giran a su alrededor.
Nicolás Copérnico fue el primero en atreverse a desafiar la teoría Geocéntrica que imperaba en el siglo XVI. Cien años más tarde Galileo Galileo tuvo un juicio por apoyar la teoría heliocentrista.
Galileo le propuso al Papa escribir un estudio sobre las ideas de
Nicolás Copérnico y este le aprobó la idea. Pero le puso la condición de
que no podía entusiasmarse demasiado. En el libro, Galileo escribió un
diálogo entre tres personas: una de ellas le representaba a él mismo
(Sialvati) y apoyaba la teoría heliocéntrica, otro hace preguntas y se
deja convencer por la idea heliocentrista (Sagredo) y otro defiende la
teoría geocéntrica (Simplicio). A la hora de presentar el libro, el
Papa Urbano XVIII queda en ridículo, al ser asociado con Simplicio. A
parte Galileo no ha seguido sus instrucciones y lo que escribió se
basaba en las ideas de la ciencia, y el Papa no pensaba de esa forma.
Después de un largo juicio, le obligaron a arrodillarse ante los
jueces del Santo Oficio, obligándole a inclinar la cabeza y negar la
teoría heliocéntrica. La leyenda cuenta que susurró en latín: “Eppus si
muove” ( “Y sin embargo se mueve”, refiriéndose a la Tierra).
Galileo fue condenado y tuvo que marcharse a vivir a las afueras de Florencia, y apartado de la sociedad.